Cuando te conviertes en madre, el primer día que ves las dos rayitas en el predictor, tú mundo cambia tú percepción cambia y tus valores y objetivos cambian. Cuando tu hijo llega el mundo, tú ya eres otra totalmente distinta, has dejado de comer muchas cosas que te gustaban, has dejado de ir o de hacer cosas con las que te sentías feliz, y has dejado de pensar en ti para pensar en dos. Durante los primeros días y semanas, tú no eres tú, solo eres alimento, cobijo, y mimos para otra persona, no puedes ducharte, no puedes dormir, no puedes ni siquiera ver la serie que te encantaba... Porque ya vives para otra persona. Y aunque actualmente hay muchos padres involucrados en la crianza, es muy difícil que lleguen a ese nivel de implicación, aunque ahora tengan las mismas horas y responsabilidad dentro de ese núcleo familiar. Es por ello que nos sentimos cansadas, agobiadas, ninguneadas, con muy poca autoestima y poco poder de decisión, al final dejamos que los demás d...
Divorciarse no es un drama y yo te lo voy a demostrar.