Todos tendemos a unirnos a personas que están en nuestra misma situación, parejas, casados, con hijos, separados, solteros... Nos vamos agrupando por la situación vital que tenemos.
Y cuando tu situación cambia tus amistades también cambian, y en un pueblo, donde todos nos conocemos es aún peor.
Al principio, nadie lo sabe (o eso crees tú), se lo cuentas a tus conocidos más cercanos, a veces, si el pueblo es muy pueblo no te da tiempo ni a llamar a tus amigos para contárselo tú misma.
La verdad, seguro que te imaginas miradas furtivas, cuchicheos a tu paso, caras lastimeras en la cola del médico o del super...
Quizás sea por mí, que veo siempre la cara buena de la gente, no tengo ninguna maldad y no pienso que todo gira en torno a mí, pero te puedo decir que a parte de mi familia si que le ha pasado, el pararlas por la calle, para preguntarle eso de
- ¿Oye...es verdad eso que me han contado?
Y ellas les contestan "Pues sí y que..."
Y ahí comienza la típica conversación:
- Ains que pena, los críos...
- Pues pena ninguna que están genial ahora.
- Y tantos años juntos, si se les veía muy bien.
- Claro, tanto como a tí recién puesta de botox (eso no se dice pero se piensa).
La verdad, es que los vecinos de mi pueblo son majos, los hay que me preguntan directamente si me he separado, y la verdad, dependiendo del día les contesto o no. Porque no siempre me apetece tener que dar explicaciones, no siempre estoy de humor para tener que contar la historia una y otra vez, y también depende de quien me lo pregunte, porque a la gente del pueblo se la conoce a la legua, sabes quien es mala gente, quien es una cotilla, quien te pregunta porque le importas de verdad...
Y si además es la otra parte la que contesta, como es obvio cada uno tirará para su terreno, como el refrán ese de "que tiene mi hijo de feo, que no se lo veo" todas las partes intentan defender a su allegado, pero en realidad nadie tiene la verdad absoluta, porque si le preguntas a mi ex, su historia es bastante diferente a la mía y es normal.
A lo que voy, sobrevivir a un divorcio en un pueblo es casi lo mismo que hacerlo en una ciudad, pero además tienes que dar explicaciones, contar lo que te ha pasado a amigos, conocidos, vecinos, compañeros de trabajo... Vamos como si no te separaras, porque hagas lo que hagas se te va a juzgar. Pero además hay que añadir las malas lenguas y los teléfonos rotos, porque de lo que dice la persona preguntaba, (sea yo, mi madre, mi hermana...) A lo que entiende la otra parte iba comentando a sus conocidos, hay mucha mucha diferencia.
Por eso te cuento mi experiencia, yo lo que hago es hablar poco, contar menos, y tener mi conciencia bien tranquila, por mí bien y por el de mis hijos, para que nadie pueda venir a reprocharme nada ni ahora ni en el futuro.
Cuéntame si a ti también te ha pasado, si vives en un pueblo o en una ciudad...