El otro día vi en Instagram una imagen sobre esta frase SIN ODIAR A NADIE, SIN QUERER A CUALQUIERA y la verdad es que representa muy fielmente lo que yo siento ahora mismo.
Yo me separé hace 3 años, con valentía, con determinación y sobre todo con el poder que te da el saber que estás haciendo algo bien por tus hijos.
Cada día que pasaba era duro, me hacía dudar a mí misma si lo estaré haciendo bien si lo estaré haciendo mal... Pero sabía fielmente que no quería poner a mis hijos en la situación en la que me encontré el día que salí de casa. Y que si volvía era más que probable que así fuera.
Me dije a mí misma que el amor no se obliga, y que no es solo amor lo que une a una pareja sino respeto, confianza, compromiso... Qué son como varias patas de una misma silla y que si una de ellas falla, fallan todas. Por eso sabía que estaba yendo por el buen camino, tanto por mi parte como por la suya.
Y hasta que no te das cuenta de todo eso. No puedes iniciar tu vida de nuevo, no puedes amar y volver a mantener una relación si no sabes que dar y que puedes recibir de ella. La vida está para aprender de ella, para aprender lo que nos gusta y lo que no, a base de prueba y error. Y para saber lo que ya no estamos dispuestos a aguantar.
Por eso, porque todo lo que nos pasa es para aprender, no podemos odiar a nadie, pero tampoco amar a cualquiera.